ACTO I
ESCENA I


María Unpajote en el centro de la escena; tres sillones de fina talla y alto respaldo forman un triángulo a su alrededor. Sobre el primero de los sillones, un gran melón. En el segundo un oso de peluche y, sobre el tercero, una cabra recién degollada y aun sangrante.

Caminando mientras habla, acercándose lentamente al sillón del oso de peluche.

- (MARIA) ¡Oh! Hermoso Oso, Vos me amasteis en demasía. No es tener mucho ni es tener poco, más algo es. Vuestras fuertes manos me abrazaban con orgullo, vuestros oscuros ojos me miraban con pasión, vuestros innumerables pelos erizándose a cada caricia más… es con vuestra boca con lo que no puedo y su eterno reguero de baba por vuestro verdadero amo. Si lo olvidaseis, sería toda vuestra; si lo olvidaseis no me importaría sufrir por Vos. Mas ya lo sé, no lo haréis. (Toma al oso de peluche y lo arroja con fuerza, lejos, a sus espaldas.) ¡Sois carne de cañón!

Girándose ahora hacia el sillón del melón.

- (MARIA) ¿Qué me decís Vos, melón de la eterna medio sonrisa? ¿Acaso podría fiarme de vuestro amor? Vos que ahora alentáis con prosas hermosas, Vos que ahora prometéis con honor… hoy miráis mi escote pero, cual veleta sin fuerza, mañana otearéis el Sur. (Toma el melón y lo lanza al aire, se estrella en el suelo.) ¡No obtendréis mi amor!

Loca mirada de ira hacia el tercer sillón y su cabra degollada.

- (MARIA) Vil ser que supura locura. Vil ser que solo piensa en Dios. El siete es la amargura y La Diosa representa el terror. Decidme, ¿qué queréis de Nos?

De una sola violenta patada derriba el sillón y la cabra cae al suelo.

Entra en escena Manolillo con cara de espanto. Su mirada busca a María y al melón, una y otra vez. Sus pies caminan hacia el pobre melón reventado en el suelo. Al llegar a él, se arrodilla y, con sus manos, busca en el aire la mejor manera de cogerlo de una sola pieza, sin romperlo aun más. Tras cogerlo, suelta unas lágrimas. Se retira de escena sin apartar su mirada del melón recogido en sus brazos. Justo antes de salir de escena grita:

- (MANOLILLO) ¡Bruja!

María ríe presa de la locura hasta encontrar la mirada de Tomoya I, que entra por el otro lado del escenario. Mirada firme e inquisidora del Presidente, no pierde de vista los ojos de la seria María mientras avanza hasta el osito. Lo recoge apenas flexionando sus rodillas y con la espalda firme. Una vez recogido, lanza una corta mirada al oso mientras le acaricia el lomo y sonríe brevemente. Nueva fría mirada a María mientras se retira de espaldas, sin perder de vista a la súcubo. Justo antes de salir de escena grita:

- (TOMOYA I) ¡Bruja!

De nuevo María ríe sobreactuando. Observa un lado y luego el otro del escenario, quizás esperando la llegada de alguien más, hasta que su mirada se detiene en la cabra degollada, aun tirada en el suelo. La pena invade su rostro y el arrepentimiento su cuerpo. Avanza deprisa hacia ella hasta caer de bruces a su lado.

- (MARIA) ¿Nadie quiere su cuerpo? ¿Nadie se preocupa por ella? ¿Nadie derramará una lágrima por la degollada? Demonios crueles, salvaje horda. ¡Sois escoria!

Atrae la cabra hacia su regazo y la abraza tiernamente.

Telón

ACTO I
ESCENA II


El Señor del Sie7e sentado y reclinado sobre un antiguo escritorio de roble, garabatea con su pluma de avestruz en un viejo pliego. Dos Oscuros Retoños observan con curiosidad la grave expresión de su rostro, cada uno a un lado; el primero apoya su mano en la rodilla y, el segundo, sujetándose del brazo izquierdo de su Señor. El Sr. D. Rimbombante plasma la escena en lienzo con maestría. En ese preciso momento perfila el detalle del escritorio: un cráneo humano bajo una candela que ilumina la estancia y sobre un libro antiguo de caracteres extraños. Las paredes de la habitación, cubiertas de largas y pesadas cortinas, tan solo dejan libre espacio para un gran ventanal y una puerta, por la cual entra un íncubo, presuroso y sobrecogido.

- (ÍNCUBO) ¡Señor! ¡Señor! Más deposeídos de la República. Aguardan en el patio.
- (GANDUL) ¿En qué número?
- (ÍNCUBO) Siete mil.
- (GANDUL) ¡Por La Diosa! Ya sumamos veintiocho y, tras la ocupación, no tenemos apenas recursos para su manutención. No podemos fallarles, son víctimas inocentes de la tiranía. Enviad mensajero a D. Régulo del Vientre Plano, necesitaremos de mucho más pan aparte del que ya nos envía; quizás él pueda ayudarnos.

Se retira el íncubo con prisa aun mayor de la que le trajo, mientras Gandul se levanta pensativo dirigiéndose al ventanal.

- (RIMBOMBANTE) Si os movéis, Gran Señor, no podré acabar.

Gandul congela su movimiento, apoyado en el ventanal y mirando a la multitud. Los dos Retoños Oscuros también se detienen, uno apoyando su mano derecha en la pierna izquierda de su Señor, el otro sentado en el alféizar. Grandes vítores de los desposeídos llegan desde el exterior de la estancia, aclamando la bondad del Sr. Sagaz. D. Rimbombante cambia de lienzo y comienza la nueva obra con cara de resignación.

- (GANDUL) Querido Sr. D. Rimbombante: En lugar de pintar la grandeza de Nos, mejor haría plasmando la desdicha que sufre la República y sus gentes, para que el mundo todo sea conocedor de ellas. Nos no es merecedor de su arte ni causa interés en nadie.
- (RIMBOMBANTE) Todo debe ser plasmado, estimado Señor del Sie7e. No solo las bajezas del Presidente, también la grandeza de Vos. Necesitamos más que nunca del apoyo de nuestros aliados y amigos y nadie apoyará al Sr. Don Nadie. Es así como el mundo funciona. Por todo ello le ruego, por el bien del orbe, me permita terminar estas obras de engrandecimiento.
- (GANDUL) Así sea.

Telón

4 comentarios:

Tomoya I dijo...

Su autor teatral y ministro de Propaganda es delirante y malintencionado, cuñado mío, pero aplaudo la escena, emotiva y de gran belleza. Si D. Rimbombante no logra una hacer de ello una obra maestra será por su torpeza pictórica, ya que la escena que le ofrecéis es deslumbrante y conmovedora. Ni los Horacios en su juramento se lo pusieron más fácil a Jacques Louis David.

Llegarán nuevos actos de esta tragicomedia que pondrán los melones en su sitio pero, hasta entonces, congratulaciones por la pluma.

Zar Polosco dijo...

Recién llegado no puedo por menos que felicitarte. Mañana te meteré un melón vía rectal, pero hoy te ovaciono.

Anónimo dijo...

Estimado hermano, Sr. Sagaz,

Recibido su mensajero, contesto de forma urgente que tiene a su disposición de cuanto pan precise. Duplicaré los envíos a partir de la fecha que encabeza la presente hasta recibir instrucciones precisas.

Resoplando se despide,
D. Régulo del Vientre Plano y del Alga Enfriada, Señor de los Mil Panes

Anónimo dijo...

Aprovecho un resquicio para denunciar el ninguneo que estoy recibiendo por parte de todos ustedes. El Dúo Dinámico, como su propio nombre indica, es un dúo, es decir, dos. Y estoy hasta la duosfera de morar entre bastidores mientras que mi media naranja medra en escena.

Se va a acabar, se va a acabar mi paciencia secular.