El fin de un engaño

El absoluto silencio que dominaba la estancia fue roto por el crujir de la puerta a nuestras espaldas. Solo el regreso de una persona sería motivo suficiente para interrumpir la meditación del Señor del Sie7e. Tras apurar una calada cuya luz se fundió con la que ofrecía el hogar y sin movernos ni un ápice en el cómodo sillón orejero, preguntamos:

- ¿Fue todo conforme a lo planeado?

- Ha sido un fracaso. No pude traeros de nuevo al Embajador.

- ¿Cómo es posible? ¡Súcubo del demonio! ¿No era vuestro pelele?- gritamos levantando del sillón y girándonos presa del pánico.- ¡La balanza está venciendo y debe ser nivelada! ¡La mandrágora! ¡La mandrágora!

- Pensé en ello... y os traje a Banano Agudo para contrapeso -respondió tranquilamente María.- El Sr. Zenmaja estuvo siempre custodiado por tropas leales, no conseguí vencer el recelo que hacia mi tenían en Palacio. Sin embargo al Sr. Agudo... lo encontré al borde del coma etílico, fue fácil hacerme con él.

- Banano Agudo. Esperemos que sea suficiente con ese borracho patán, poco se diferencia del Embajador. ¿Y la hermana de Nos? ¿Y los cuatro Oscuros Retoños? ¿Fueron todos liberados?

- Los Oscuros Retoños prefirieron quedarse para proteger a vuestra hermana, pese al peligro que supone y al anhelo que sienten de escuchar vuestra grave voz y contemplar vuestros ojos carentes de iris tras tanto tiempo alejados del Señorío. Nada sabían de la ocupación sufrida. Fieles, como siempre, en mucho me informaron y ayudaron. Sobre vuestra hermana... el dictador la tiene hipnotizada, creemos que por influjo de su flauta travesera; está sumida en un estado de trance que empieza a contagiarse a los ciudadanos más próximos a Palacio ya que arrojan al músico como ofrenda tomates, lechugas y un sinfín de verduras por las ventanas cada vez que la hace sonar. No pudimos liberar a vuestra hermana. La última vez que la vimos vagaba solitaria por los pasillos, custodiada por al menos cuatro esbirros de los de la verde vejiga, con sus pupilas dilatadas perdidas en el infinito, y la oímos musitar “las mijillas... las mijillas... ¡resoplan!” Desconocemos su significado, pero es por todos conocido el uso de flautas entre los servidores de Nyarlathotep, el caos reptante.

- ¡Por la Diosa! ¡Es más grave de lo que jamás hubiera imaginado! El mensajero de los dioses ciegos, sordos e idiotas que bailan al son de una demente flauta en el fin del universo... el nombre de la Gran Medusa... ¡para Nos está claro! ¡Oh! ¡Cuánta podredumbre y maldad oculta la República tras un trampantojo decimonónico que muestra una bondad, felicidad y prosperidad inexistentes! Y nuestra desdichada hermana haciendo uso de una antigua imprecación al Señor de los Mil Panes, ¡una grave amenaza se cierne sobre nuestro hermano! Sin duda la República pretende dar un giro en su afán conquistador, de ahí que levantó el voraz cacique el sitio a nuestro Reino que se resistía en demasía a la invasión. Deberemos idear el modo... -volvimos a sentarnos, pensativo, en el oscuro sillón.- Srta Unpajote, Vos es sin duda la mejor fuente. Siéntese junto a Nos y narre, con todo detalle, cuanto vio y escuchó en la República.

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